Fueron 11 los altares que participaron el pasado viernes, en el tradicional concurso de Día de Muertos de Seapal Vallarta, los cuales generaron muchos sentimientos encontrados, al celebrar nuestras tradiciones y recordar a esos seres queridos que se nos han adelantado.
Los colaboradores del organismo, quienes se sumaron a esta tradicional celebración mexicana, con recursos propios, crearon sus altares, algunos dedicados a compañeros, otros a grandes personalidades del mundo artístico, pero cada uno de ellos, dejando claro que sin importar su ausencia física, aún viven en los corazones de quienes colocaron cada pieza en el altar.
Fue al inicio del recorrido en los altares cuando el titular de la paraestatal, César Abarca, reconoció en cada uno de los participantes la tenacidad, esfuerzo y creatividad que plasmaron en cada trabajo, pero sobre todo, manifestó su orgullo al saber que dentro de la familia Seapal, se respira un aire de unidad, compañerismo y amor por nuestras costumbres y tradiciones.
Posteriormente, el director del organismo, acompañó al jurado calificador integrado por representantes de diferentes sectores de la sociedad, quienes visitaron cada altar, para evaluar conforme a los criterios establecidos previamente, cada una de las representaciones de los equipos participantes, los cuales estuvieron integrados por diferentes departamentos en una gran muestra de unidad.
En el recorrido, cada equipo realizó una presentación, resaltando los buenos momentos y las grandes cualidades de quienes no están con nosotros pero aún viven en nuestros recuerdos, esos que llegan al colocar la comida favorita, las bebidas preferidas, los artículos del deporte practicado, todo lo que se debe colocar en un altar para que nuestro difunto deguste y nos acompañe en la noche del dos de noviembre como marcan nuestras tradiciones mexicanas.
Fueron varios los minutos de espera, pero finalmente llegó el momento de conocer los tres primeros lugares de altares y de calaveritas; sin embargo, el premio y el reconocimiento fue para todos los participantes porque hicieron un solo equipo, que demostró una vez más que Seapal Vallarta, es una institución que vive a flor de piel sus tradiciones.
Finalmente, los trabajos quedarán expuestos por un tiempo para compartir con los usuarios del sistema, el color del papel picado, la luz de las veladoras que irradia tranquilidad, el olor a incienso, el aroma de los platillos típicos y sobre todo, para compartirles un poco de los que nos dejaron en vida, pero ahora nos miran desde el cielo.